Lima, 22 de febrero 2019.- Tres años atrás, en la comunidad de Quimpitiriky, distrito de Sivia, provincia de Huanta (Ayacucho), conocida en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) por sus fértiles suelos para el cultivo de plátano, maíz y cacao, un indicador contradictorio llamó la atención de Julio Garay Barrios, quien para entonces preparaba la tesis con la que se graduaría de ingeniero agroindustrial en la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga. Para sorpresa de este joven talento de Beca 18, en aquella tierra de granos dorados y ricos frutos, el índice de anemia infantil era uno de los más altos del Perú.
“Crecí en el campo, con mis papás agricultores, así que me propuse desarrollar un producto que utilice estos insumos y ayude a los niños para que la anemia no sea un impedimento en sus vidas”, cuenta este joven profesional, hoy convertido en el empresario responsable de unas galletas que -en un mes de consumo- permiten elevar el nivel de hemoglobina de los pequeños gracias a una fórmula en base a quinua, puré de sangre bovina, kiwicha, chía y cacao. De acuerdo con un laboratorio en Lima, acreditado por el Instituto Nacional de Calidad (Inacal), la cantidad de hierro que contienen 100 gramos de estas galletas es de 20 mg, uno de los más altos en el mercado para este tipo de productos.
“En mis primeras pruebas en el laboratorio de la facultad, las galletas me salían muy duras o su sabor demasiado fuerte como para el agrado de un niño. Fue un tiempo de permanente ensayo y error. Sabía que debía incluir un ingrediente que ayudara a mejorar su sabor, así que se me ocurrió el cacao que siembran mis padres”, recuerda Julio sobre los orígenes de las galletas Nutri Hierro, que ya transformaron las vidas de los niños de Mollepata, Allpachaca, San Rafael, Chuschi, Luyanta, San Miguel y Patibamba, todas en su natal Ayacucho. Como parte del plan piloto de consumo para medir los efectos de Nutri Hierro, estos pequeños recibieron periódicamente paquetes del producto, con la única indicación de que los consumieran a lo largo de 30 días y luego regresaran para un tamizaje.
Antes de iniciar la medición, médicos locales de Essalud corroboraron que los niños tenían un nivel de hemoglobina entre los 8 y los 10 g/dL. Después de consumir las galletas Nutri Hierro, sus niveles subieron hasta 14 y 16 g/dL.
El poder de la educación
“Al terminar el año quiero verte con un diploma”, solía decirle a Julio su papá, orgulloso productor del cacao con el que el menor de la familia ahora endulza las galletas Nutri Hierro. La exhortación no cayó en saco roto, pues las buenas notas que lograba Julio le permitieron terminar el colegio en el primer lugar de su promoción. Convencido de que estudiaría Ingeniería Agroindustrial, pues quería mejorar la forma como se manejaban los productos agrícolas en su comunidad, reunió los requisitos necesarios para postular a Beca 18, concursó y ganó. Es decir, logró que el Estado peruano le pague la carrera completa.
“Me sentí muy aliviado, ya que me preocupaba no poder pagarme la universidad. Muchos de mis compañeros tenían que trabajar y estudiar a la vez; otros no podían con las dos responsabilidades y dejaban semestres, incluso abandonaban la carrera”, aclara.
A la fecha, este talentoso muchacho de 25 años y su familia, sus socios en el negocio de las galletas contra la anemia, buscan conquistar Lima con Nutri Hierro. Por lo pronto, ya se iniciaron conversaciones con los gobiernos regionales de Ayacucho y Huancavelica para incorporarla a sus respectivos planes sociales de nutrición y salud.
“Lo más bonito de esta experiencia es que puedo ayudar a mejorar la salud de las personas, en especial de los niños, quienes son los menos favorecidos”, reitera Julio con una sonrisa, la misma que espera ver en las caritas de niños cada vez más sanos y bien alimentados.
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