Lima, 19 de octubre del 2019. Desde que era una niña, Maricruz Quispe Soca ha considerado a los números como sus cómplices: la hacían reír cuando contaba a los animales de granja que tenía cerca; sentirse útil cuando ayudaba a sus padres contando la cosecha, en su querida Eccana, una comunidad del distrito de Secclla, en la provincia de Angaraes (Huancavelica); y la hacían sentirse orgullosa de sus habilidades para sumas y restas, cuando, en la escuela, la felicitaban por sus buenas notas en Matemáticas, materia que muchos en su comunidad pensaban eran de dominio de los chicos.
Por ello, cuando terminó su educación básica y tuvo que decidir a qué se dedicaría, no tardó mucho en elegir una carrera técnica que combinara su pasión por los números con su predisposición para liderar grupos: Electrotecnia Industrial. En casa, la alegría de sus papás y sus cuatro hermanos por el brillante futuro que le esperaba se duplicó cuando esta talentosa jovencita obtuvo, en mérito a su excelente desempeño escolar, una vacante en el concurso Beca 18-2014 para convertirse en la profesional que deseaba, con todos los gastos cubiertos por el Estado.
“Gracias a Beca 18 pude formarme en el Instituto Tecsup, en Lima, donde estudié junto a dos mujeres y 37 hombres. Ahora que lo recuerdo, me río, pero esta diferencia hizo que fueran años de constante superación, no solo por la exigencia de las clases, sino también por los prejuicios con carreras como la mía, que por ser técnicas o de números se suponen exclusivas o idóneas para hombres”, explica Maricruz, quien, a sus 22 años y pese a haber egresado entre los primeros puestos de su promoción, afrontó un sinfín de dificultades para conseguir trabajo.
“Pasé dos semanas como prepracticante en una empresa, que terminó diciéndome que como no había mucho trabajo tendría que retirarme. Luego, en varias entrevistas me dijeron que las convocatorias no eran para mujeres. Era duro que te rechacen sin siquiera ver cuánto sabía sobre mi profesión, o si podría ejercer sin contratiempos. Por ello, cuando finalmente conseguí una oportunidad, puse todo de mí para mostrar mis habilidades y qué es lo que puedo hacer”, recuerda la becaria, quien desde hace un año y medio se desempeña como metradora en el área de Presupuestos de Haug, transnacional especializada en proyectos de Construcción y Montaje Electromecánico, así como Mantenimiento y fabricaciones metalmecánicas.
“Un metrador ayuda en la dirección de obras, así que mi trabajo consiste en la revisión de planos y cuantificación de los materiales y equipo para la construcción de instalaciones eléctricas industriales. Para ello, coordino a diario con especialistas de casi todas las profesiones vinculadas a la construcción, hombres y mujeres, con quienes vamos a las obras y nos desenvolvemos en igualdad de trato y condiciones”, asegura Maricruz, convencida que su labor, así como la de muchas otras profesionales en su campo, contribuirá con el tiempo a cambiar los estereotipos en torno a muchas profesiones en el Perú.
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