Lima, 6 de octubre de 2020. Jennifer Iquiapaza Paccara de 20 años no imaginó que su proyecto final, elaborado junto con sus tres compañeros de universidad como parte de un curso de su carrera de Ingeniería Comercial, se convertiría en uno de los ganadores del reto Hombro a Hombro, movimiento empresarial que premia con capital semilla a proyectos innovadores y sostenibles. ¿En qué consiste su interesante propuesta? Impulsar la fabricación y exportación de embutidos de cuy, a fin de brindar un alimento balanceado en tiempos de pandemia.
La joven talento estudia Ingeniería Comercial becada por el Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación. Ella junto a Lesly Puma (19), José Huacani (18) y Ana Belén Carrazco (18) diseñaron este modelo de negocio a modo de trabajo práctico final de su curso de Emprendimiento e Innovación. Ellos estudian en la Universidad Católica Santa María en Arequipa.
El proyecto, cuyo propósito era impulsar la fabricación y exportación de embutidos de cuy a partir de la capacitación y asociación de los productores del animal, fue aprobado con 19, una nota casi perfecta, que demuestra su innovación y gran potencial. Sin embargo, fue archivado con el riesgo de no volver a ser abierto jamás. Los futuros profesionales no podían dejar que ello ocurriera.
Fue entonces cuando Jennifer y compañía decidieron creer que podían mejorar la idea de negocio y presentarla al “Reto Hombro a Hombro”. Esta iniciativa de la empresa privada premia las ideas que buscan generar impactos positivos en las áreas de salud, nutrición, educación, transporte y logística y que tengan potencial de convertirse en negocios.
Lesly fue quien escuchó sobre el reto en una radio de alcance nacional y motivó al resto para que se presentaran. “¿Por qué no ayudar a las personas que se dedican a la crianza de cuy? ¿Qué pasa si nosotros los asociamos y capacitamos para obtener la mejor carne magra de cuy con el apoyo de ingenieros alimentarios?”, cuenta Jennifer, que se preguntaron entonces.
Firmes en su intención de postular, precisaron el modelo de negocio a través de varias reuniones virtuales, con la ventaja de que los padres de uno de los socios (de José) ya eran productores del animalito. En efecto, fue esta experiencia previa la que puso sobre la mesa el tema del trabajo práctico que dio origen al emprendimiento que pone en valor al cuy, originario de Bolivia, Perú Colombia y Ecuador.
Propiedades saludables
Así fue que surgió la idea de crear un embutido que destacara las propiedades saludables de la carne de cuy, que posee bajas trazas de colesterol y triglicéridos, con foco en los segmentos socioeconómicos A y B de la población local y preocupada por mejorar sus hábitos alimenticios por problemas de salud, como diabetes y obesidad. También investigaron el potencial de mercado del producto en Estados Unidos y Europa para promover su exportación.
“Queremos mostrar que el cuy es una alternativa en el campo de los embutidos”, afirma hoy la joven, quien, junto a su equipo, postuló al reto y a mediados de setiembre pasado se enteró que el proyecto había resultado como uno de los nueve finalistas del concurso al que postularon 315 planes de negocio. Todo un reconocimiento a su perseverancia.
Con el premio bajo el brazo – un total de US$ 5,000 en capital semilla para lanzar el proyecto y asesorías con empresarios para perfilar aún más el modelo de negocio- el próximo paso de Jennifer y sus compañeros es postular a nuevos fondos. El objetivo es acceder a capital de trabajo (maquinarias), crear canales de distribución en los mercados interno y externo e investigar las bondades nutricionales de la carne de cuy en el laboratorio.
“Siempre tienes que estar predispuesto a querer aprender algo más del trabajo que hagas”, concluye Jennifer sobre el premio que acaban de recibir. Confiesa que le gustaría seguir trascendiendo las fronteras de su natal Puno y, ahora, de la acogedora Ciudad Blanca.
Según cuenta, en lo que queda de su carrera, desea realizar un intercambio estudiantil en una universidad extranjera y, cuando concluya sus estudios, trabajar en la creación de políticas públicas por el desarrollo económico social de los peruanos. He allí su verdadera pasión. “Mi sentimiento más bonito es hacia Perú. Es un amor inmenso. Me encanta su cultura. Veo en el Perú todo el potencial”, afirma con orgullo.
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