Lima 30 de noviembre de 2020. Aquel que escucha cantar a Landers Diosbel Rodríguez Cauper en shipibo se queda cautivado y sorprendido por su prodigiosa voz. Cuando era niño, oyó por primera vez a los íkaros (cantos sagrados utilizados en la medicina tradicional amazónica peruana). Esas melodías se impregnaron en él, lo que, aunado a su pasión por los estudios, lo convirtieron hoy en un profesional y embajador de la cultura shipibo.
En el 2007, Landers dejó su comunidad nativa Juventud San Rafael, ubicado en el distrito de Masisea, provincia Coronel Portillo (Ucayali), para estudiar secundaria en la capital distrital. En 2013 viajó a Lima, para concursar, entre miles de talentos, y ganar Beca 18 del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación, que paga a los ganadores la carrera completa, más alimentación, movilidad, alojamiento, entre otros beneficios.
Es así que, en 2014, Landers inicia estudios de Educación Intercultural Bilingüe (EIB) para primaria, becado en la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH). “En la universidad descubrí el amor por mi identidad cultural. La universidad me abrió la mente para decir: ‘¡Yo soy shipibo!’. Nadie me puede rebajar. Mi idioma yo lo voy a hablar en el Metropolitano, en todas partes”, asegura el talento, quien en diciembre de 2019 egresó de la carrera de EIB.
A un año de su egreso de la universidad, hoy Landers se prepara para ejercer la docencia en educación primaria en la sociedad Shipiba. “La comunidad me espera. Me emociona e ilusiona lograr impartir mis conocimientos a los niños y niñas de mi comunidad”, manifiesta el joven, quien actualmente tiene 24 años de edad.
El joven talento sabe muy bien que es solo a través de la educación que se logrará cerrar las brechas de la desigualdad y erradicar la pobreza. “Existen muchas brechas que solucionar en mi comunidad y eso se hará desde la educación. Seré un pedagogo, poeta, político, artista y sabio, porque mi ser está impregnado de esas habilidades. Quiero enseñar para que los niños y niñas descubran su talento y lo pongan en práctica en beneficio de nuestra comunidad”, enfatiza.
“¿Dónde me gustaría ejercer mi profesión como docente EIB? En las comunidades nativas de mi región, en los lugares más olvidados, en las comunidades fronterizas donde nadie quiere ir, porque un docente es un héroe que forma a las nuevas generaciones”, agrega.
Primera promoción de shipibos en la UPCH
Landers es parte de la primera promoción de shipibos docentes interculturales de la UPCH. Una de sus profesoras del Curso de Didáctica del Arte fue Rocío Corcuera. Ella lo invitó a ser parte de distintos eventos de arte y música y es testigo del poder que tiene el canto de Landers para conmover hasta las lágrimas. “A mí misma me ha sucedido. Me ha emocionado muchísimo escucharlo cantar en la universidad”, asegura.
El propio Landers narra una experiencia luego de cantar en un evento académico internacional de música desarrollado en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP): “Bajé del escenario, y antes de que me siente en la banca, vinieron personas para agradecerme, saludarme y a tocarme. Algunos con los ojos llorosos, con sonrisas, a pedirme contactos, a sacarse fotos, selfis conmigo”.
Liberato Kani, joven rapero que canta en quechua y con quien Landers ha compartido escenario, le ha recomendado que grabe sus canciones. Y es que nadie puede ser indiferente a los sentimientos inexplicables que causa su voz. La música va más allá de la lengua: aunque quienes lo escuchan no saben hablar shipibo, igual pueden disfrutar su arte. “Su voz es especial. Tiene una manera de cantar que no es solo producto de una técnica”, indica Rocío Corcuera, miembro de Warmayllu, una asociación que promueve la educación intercultural a través del arte.
Ella destaca que Landers canta con un sentimiento que se expresa no solo en la voz, sino también corporalmente: “Comunica con los ojos, con las manos, es muy expresivo. Él es una persona muy afectuosa, se hace querer. Además, la música (los íkaros) es muy espiritual y tiene ese poder. Él ha recibido esa transmisión de arte que viene de generación en generación”.
Cuando la abuela cantaba
Cuando Landers era niño no entendía qué era ser shipibo. Era su lengua materna y a la vez era todo su mundo: salir a pescar al río y recolectar los frutos para cenar con la familia, sembrar, barrer, cocinar, construir casas. Con el pasar de los años su vida se fue haciendo áspera y dolorosa mientras aprendía castellano. Una voz de alivio, sin embargo, perdura en él: la de la abuela Olivia Arévalo Lomas, reconocida sabia, onanya, defensora y activista del pueblo shipibo.
“A los seis años me empapé con esas melodías y a los ocho traté de imitarla. En los siguientes años practicaba más. Les decía a otros niños en medio de juegos: ‘Yo soy el abuelo, te voy a curar’, y ellos se reían y tenían miedo porque en verdad les sonaba como el abuelo o la abuela”, cuenta.
El joven talento ha compuesto sus propias canciones. Él tiene muy seguro que seguirá difundiendo con orgullo el arte shipibo. Ya cuenta, por ejemplo, con una cuenta de TikTok (@koshirono7) donde se le puede oír cantar. Se recomienda cerrar los ojos y dejarse llevar por su voz para descubrir con más claridad los efectos que esta nos produce en el alma y la calma que nos brinda para, por un momento, soñar despiertos.
#SoyTalentoPronabec
Video de Landers cantando en shipibo: